Orgullosos y felices de vivir que éramos, despreocupados… después es verdad que no se hizo todo lo que había que hacer. ¡Qué rabia! ¡Ves como no es tan difícil! Estalla, estalla.
En apenas quince minutos… Hoy es un día para quedarse con lo positivo, obliguémonos a hacer un esfuerzo, aunque no fluyan las ideas… Toda la vida planeando y ahora sin maletas ni apenas corazón; además el diccionario no me sirve, no quieren hablar, está todo dicho.
¡Tan duro!, ¡tan cerca! Habría tantas maneras… y sin embargo. Además, ¡qué cacho carne! Si ayer se pudiera volver a ser, y con este buen tiempo… Pufff. Cómo me apetece con ese sol; y la ciudad repleta, con gente por todas las tiendas. Volvería, sí. Tengo que hacer primero un curso de ordenación interna.
¡Y qué cosa que eso haya causado tanto impacto! Parecía casi imposible, otra vez no ahondaré tanto, un beso y no más, debo controlarme… Ufff, cómo me atraen los jóvenes… en bares, comercios, ¡qué revulsivo y cuántas carreras en las medias!, no hay cosa más bonita que me las arranquen con esas alegrías, deseos llenos de vida. ¡Ay! Éste podía haber sido uno de esos favoritos: decía tener derecho y ciencias sociales, qué gracia, hasta me puso dinero. –Una cifra, dime- me pidió como si me conociera desde hace un año. Y no es lo que se hubiese tenido que gastar, sino cuánto hubiera podido seguir mi ritmo… no era tan bueno… Vicio o virtud, ¡pero te jodes cabrón!, yo aquí con mi corona de laurel y tú con tus conflictos; ya no seré tu cortesana veneciana. Llora, llora, tanque.
¡Qué cacho carne el chiquitín! -La típica risueña y divertida- decía el joven. ¡Deja el pabellón bien alto ahora!, ¡álzale la mano a tu puta madre, extraño¡
Escribir un comentario