Había cruzado la zona de juegos. Esa mañana el paseo en bici al bosque había resultado más estimulante y placentero que nunca. Aún recordaba con nitidez la última vez que le pasó lo mismo. Y los tenues chirridos a altas horas de la mañana debajo de los columpios para bebés.
Nicky, la que no era una gran aficionada al mar en otro día no muy cálido de principios de verano, y quien antes tuvo el cabello rizado y teñido de un cincelado caoba.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…
Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada…