La duda es si le riño o le arrullo. Es nuestro silencio extraño, con su mea culpa. Pero ganas no me faltan. Me lo conozco muy bien. A poco me dirá que en verano nos vamos unos días a la playa nosotros solitos, y que era solo una broma… con su cara de siempre, la de cuando ya sabemos.
Me callaré. Le dejaré hacer. No me soluciona nada renunciar a las olas, ¡es que me encantan! Hoy no seré mala malísima. Esperaré, sí, para cuando la barriguita. Tampoco me interesa cambiarle el comportamiento así de primeras, es pesadísimo lo otro. Ya vendrán las primaveras.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…