Me preguntó ¿que qué hacía?, ¿que si utilizaba la cabeza?
Que fueron compañeros de instituto, de esos de tantos extraños, y que ahora tenían pendiente un café, que le tocaba a él invitarla. Que notaba que a ella le interesaba, que le vino a decir con la mirada que le sacase de su rutina.
Todo, porque coincidieron, ella con su madre y su tía, y él con un amigo en un callejón, donde se miraron de lejos y cerca, parándose y llenándoseles el alma. Él le dio dos besos. Ahí quedó todo, casi veinticinco años después.
Que le costaba salir de ese callejón, sí, ¿qué si utilizaba la cabeza?
Otro civil atrapado en la guerra.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
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