Corremos, ponemos puertas, creemos tenerlo todo o ser capaces de ello, olemos, miramos, nos mesamos los cabellos como si no supiéramos o más bien lo contrario, pero ya lo dijo el Principito “los hombres de tu tierra cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan”, o dicho de otro modo: solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con todas las inexactitudes, alguien con quien poder comunicarse sin que nos sangren los ojos, alguien, para quien nuestros silencios les sean los mayores titulares.
Y sí, cuando dos trenes circulan por la misma vía pueden llegar a chocar. Pero… son cosas de las personas. Viví mis mejores y peores años con ellos, sin tener que preguntarnos si estábamos bien, extrañándonos… como ahora, y no eran arlequines de plástico.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…
Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada…