Fui actor, bailarín, barman, periodista, y congenié tanto que cuando uno tiene delante esto, puede hacerlo. Me alegro de haber servido, y de ganarme ahora la vida con la estabilidad de los que quieren tener hijos y cuidar sus relaciones. En el amor no se fuerza nada, y al poco que tanteo comprendo de voracidades. No suelo fallar. Ya estamos en otras deferencias, extraño ese algo maravilloso.
Bueno, al menos yo. Sé que ella tiene un mañana dificilísimo, agónico. Ojalá que siga con sus estudios, eso del marketing nos da juego. No termino de verla casada, su sonrisa es su mejor regalo. Mario parece que es un gilipollas enganchado a la comida japonesa, y eso que dice que están predestinados. Pero… allá cada cual. Todo se compra.
De todos modos, da igual lo que pase, tenemos un alma gemela. Le he metido un hilo rojo sin que se entere, y como va hartita de nervios ni se enterará a tiempo. En lo que empiecen con el brindis ella ya estará hecha polvo, con frío, temblorosa. No obstante, en ese día tan importante para ella, con su familia, los padres y las sobrinas/os correteando y haciéndose fotos, deberá obviar el escozor. Después querrá el otro hacer cualquier cosa, y no podrá ni de lejos, por más que le pueda llegar a gustar. Las personas son personas. Sí, la irritación será mi destino. ¡Hostias qué gracia! ¡Menudo cuerpo tiene la virgen! Habrá que verla cuando me llame, y ahí estaré, de guardia, para ayudar, trayéndomela de nuevo a la clínica.
Ya la avisé: -Todo se aprende, podría quitarte la presión.
No me ha hecho falta ni impregnarlo en pimienta rosa, creo. La vida es bella. Todo el mundo tiene su día.
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