Hay estilos de vida que no aprobaríamos. Estilos que no hemos ni probado a llevar por cercanos o extraños. Estilos que nos son discordantes, repugnantes, que depredan nuestro sentido común. Y estilos, que, cuanto más los vemos, más nos gustan. De esos en los que la experiencia de los sentidos te dicta, si necesitas un corazón o te morirás.
¿Estás satisfecho con lo que has hecho con tu vida? Imagina que morirás mañana…
No, si la jueza llevará razón, encima: en una ciudad pequeña, de cada dos personas, una te odia y otra te quiere… Pufff. Aquello que fuimos, corazones de sapo, si acaso.
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