Se fueron para siempre; sin sorpresas.
Y la ciencia forense y sus respuestas inmediatas y los matices concluyeron un perfil psicológico del que se podía intuir: sádico, con pasado militar, ludópata, masoquista, homicida, putero, fumador, religioso, ávaro y desconsiderado.
La evidencia atronadora de las pruebas jamás determinaría que fueron dos ancianos; ni todos los antropólogos forenses y tantísimos detalles, como que los muertos contasen cosas: ¿quién era?, ¿cuándo murió?, ¿cómo murió?
En fin: que sucedió una noche. Y se fueron para siempre, sin sorpresas.
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