Los hay que se mueven con un paso irregular; quienes no paran de dar atención a sus manos; las del pelo en la cabeza más oscuro y espeso que en ninguna otra parte; los que piensan que es correcto matar a cualquiera que ofenda a sus creencias; y, por supuesto, quienes al llegar del trabajo y saludar su mujer, comprenden que tienen que rejuvenecerla definiéndose con una sola palabra.
Todos… somos una fórmula de compromiso, solo que algunos ya se han conjurado en esa ley inmutable, extrañamente. No obstante, dicen que vale la pena asumir el riesgo por el potencial retorno. Las vidas ya son/están muy acorraladas; pero hay que cambiar mucho más, muchísimo más.
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