Al final de la adolescencia fue cuando empezó a pegar a las mujeres. Cuando lo trasladaron a Roma y se creyó todo un dramaturgo, aprendió oficio. Conoció a una joven actriz a la que casi deja en silla de ruedas. Pero el magnetismo de la necesidad se impuso a las reticencias:
-Mi abuela me enseñó a leerlas. Se puede saber mucho de una persona por las líneas de la mano -lo usó para sus disculpas.
Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies. Más información
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies.