Tag: Isabel II

21
Mar

Mary McCarthy

Nadie es más esclavo que quien falsamente cree ser libre. Así es la obra: Mary McCarthy, donde no se sabe si perdonar sería la palabra adecuada, pues las historias no cambian las ideas.   

Las horas que necesita la locura de la ciudad de Manchester y la complicidad a través del tiempo hacen que algún que otro personaje nunca haya tenido dieciocho años porque estaba trabajando; y no tiene reparo alguno en confesar que lloró mucho. Con ternura, pero con crudeza; y una joven con una sensibilidad especial que nos brinda ese enlace truncado que nos permite reponernos de las heridas causadas a través de la reflexión y la melancolía conforme avanza el texto, sutil y perturbadora. Otra manera de apreciar todos esos días quietos de los seres viajeros.

Mary está en Manchester, justo en la trastienda de una apreciadísima biblioteca, y donde se explica el por qué los hombres blancos enfurecidos consiguen lo que quieren. Sí, es una sociedad llena de contrastes: modernista en los albores y tradicional en el cuño del dinero y el poder, como siempre fue y será. Narrar las peripecias de humildes y grandilocuentes abnegados aporta frescor y belleza, aunque apenas tengan espacio para vivir.

No en vano, es un clásico inspirado en muchas generaciones de mujeres luchadoras, y hombres. Con humildad, insurrección y estrategia, sale a flote el conflicto del Reino Unido por ser precisamente eso, un reino. Escocia, las Irlandas, Gales e Inglaterra abren esa rara ventana al mundo de la corona interior y los viejos pupitres.

Además, se cuenta la leyenda de la biblioteca John Rylands. Una especie de credo empañado por el poderío de alguien que se hizo rico con los telares de algodón y los que en su mitad vagan por estar completos.

Pero es Mary McCarthy la que pasa de princesa y ordenanza de esa biblioteca radiante a criada en casa de príncipe. Una emoción que se produce, como todo, en el Reino Unido: enmascarado. O no tendría jamás la oportunidad de acercarse a ellos.

Otra frase que podría resumir esta obra, sentimientos podría albergar el gato Garlan o la propia Marilyn (su alter ego), alguien que no sabría llorar y algo por lo que vivir, vendría a ser: Cuando los inviernos eran inviernos.

En definitiva, se supera el poder y la depredación en esa ciudad de Manchester, viajando, en el cercenado y peligroso, que también placentero, mundo de Mary: la que nadie saca a bailar más que por un compromiso. El señor Griffin, un galés, irlandés, escocés o quizás hasta francés de pura cepa, pudiera hacer que todo cambie, tanto como que puede convertirse en una pesadilla para la mismísima Reina Isabel II. 

¿Nos robaron la juventud con todos esos cuentos para niños y niñas felices?, ¿cuál es el oficio de vivir bien? ¿Pagarse cada uno sus balas?

 

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