Hubo un tiempo en el que no hubo nada más importante que su risa.
En la gloria de su desnudez la recordaba. Con y sin aire vengativo.
Ahora bien, no guardaba sus secretos tan bien como creía.
Ya se oían las sirenas. Y la agonía le obligaba a definir lo indefinible:
En España los muertos molestaban. Otra cosa es que le creyeran.
Tal vez se conocía a sí mismo, pero no conocía del todo a los demás. No obstante, creía haber entendido…
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…