Categories: Extraños (Blog)

Por un hijo suyo

Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada cinco comercios había desparecido para siempre. Los vecinos se iban, los más humildes; los comercios se iban, los más humildes; pero la fidelidad conyugal seguía siendo una maldita bendición para muchos.

Ella era una maestra retirada que vivía bien, aunque a veces pensaba en abandonar ese pequeño lugar, repitiendo el patrón. En otras, era abnegadamente ciega. Valía por lo que era capaz de hacer con lo que sabía. Ni deseaba ser alguien conocida, ni aspiraba a ser alguien que mereciera la pena conocer.

La iglesia le había dado una llave, y Susan podía seguir yendo a tocar el piano siempre que quería. Al cura lo que más le asustaba era el momento de aquellas primeras notas.

Un abrazo podía calmar muchas tempestades. Apretaba fuerte y no lo dejaba pasar. Su marido no tenía que irse a ningún sitio para pensar eso. La mayoría de las madres no disparaba a los novios de sus hijas en la entrada de su casa. Él sí, con su mujer.

Su hijo sufriendo distante esas noches en las que el vodka no hacía lo que llevaba tantos años haciendo, mirando a través del humo del cigarro, gritando a su padre que se diera prisa cuando pagaban por abrazarse a su mismísima madre al pie de la barra que regentaba, en donde muchas personas tenían canciones favoritas y Susan las tocaba a veces, pero no siempre.

La vieja Europa, la nueva América. Daba igual. Una madre era una madre, habiendo deudas que pagar. 

Pedro Belmonte Tortosa

Share
Published by
Pedro Belmonte Tortosa
Tags: canciones favoritascurafidelidadmadretocar el piano

Recent Posts

El resto puede esperar

No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…

6 horas ago

Un libro que creía olvidado

En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…

5 días ago

Castigo de Dios y de los hombres en la tierra

Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…

6 días ago

Si naciste para martillo…

...del cielo te caen los clavos.

1 semana ago

En tiempos fue…

...como llamar a una cabina de teléfono.

3 semanas ago

Cosas de esas…

...para la gente que oye, y la gente que escucha.

4 semanas ago