No hay una pena de muerte para hombres distinguidos y otra pena de muerte para hombres vulgares. Hubo disparos, varios. Unos dicen que dos, tres, o incluso más. A bocajarro, o a ocho y diez metros. El caso es que murió.
El hondureño, que no rumano, murió en el acto. Sufriendo y retorciéndose seguramente. El anciano que disparó estuvo preso, luego, tras el juicio, ya no se sabe. Juntos, posiblemente lo tenían todo y no tenían nada. Apartados de la sociedad o apartándose de la sociedad motu propio.
Muy lejos de la luz del mar, en el interior de la Península Ibérica, donde esa España que se puso a prueba. Porque hubo un juicio previo, muy concurrido. Los partidos políticos apostaron fuerte por ello, unos más que otros. Quizás, expresar públicamente su ideario fue mucho más honesto y sincero que los que callaron en su trastienda y manejaron el Poder Judicial, que la justicia siempre entendió de esos menesteres.
El caso es que sucedió y tras ello se borró como casi todo, casi nada, casi nadie. Probablemente tanta fiesta, fotos, votos y dimes y diretes lo condujo a ello, a ese escenario preparado para poner a prueba a la sociedad y que la misma cogiese miedo y distancia, no fuera a ser que les tocase a otros ser Jurado Popular y decidir sobre la vida de alguien, como vecinos, amigos, compañeros de trabajo o lo que se fuera.
¿Por qué las rosas ya no huelen como antes? Muy sencillo, porque tontos, ya no quedan. Y si no que se lo digan a quienes ejercieron como jurados, a sus familiares y al estamento policial y judicial. O a los bares del entorno, donde se apostó sobre eso y mucho más: el paisaje, la luz, el color, las emociones, lo versátil, el fútbol, las mujeres. Hasta vendieron los lienzos, que uno de los jurados estuvo pintando las viñetas de cada día de convivencias obligada, recluidos todos, y de cada declaración o pulla. Su mundo, sus lienzos, para beneficio de otros tantos… que muertes hubo más de una, así como corrientes de deseos, mujeres de gracia y fotografías negras. Personas usadas, personas vendidas, personas compradas.
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