Ni lo uno ni lo otro. Quien quiere puede. A todos nos pone nervioso el primer comité de investigación. Luego habrá apego, cariño y las mismas condiciones para los dos; nos repartiremos los papeles. No me queda nada que ganar, lo habrás observado. ¿Verdad bolsito?
Llega el momento de cambiarte, y no sé cómo hacerlo caprichito. Ahora recorrerás tu propio amor, yo lo tenía todo idealizado ¡ya ves! No es huelga.
Lo que hemos llorado. No hay vidas en las selvas bolsito mío.
Contigo perdí la infancia, la cual nunca vuelve. ¡Qué querer amigo! ¡Qué querer! Y creí ganar la madurez, la cual llega sola… Complemento dicen.
¡Ya vendrá alguien que te robe el corazón! Yo me quito un peso de encima. Ufff, ¡qué difícil!, me hacías sentirme eterno… Solíamos en nuestra piel hablar mucho, se nos desprendía el tiempo, desfilaban los sentimientos, nos dábamos pánico… Y siempre callabas. ¡Cuánto mereces bolsito!
Dentro de nosotros, y no en la peluquería, existe algo que no tiene nombre. Eso es lo que quiero que sigas siendo reina. ¿Vale bolsito mío?, siempre te recordaré. No hay amor suficiente capaz de llevar el vacío de tu reinado… Ufff, ¡cuántos años de presidio! Ahora ya no hay más máscaras ni deseos, fallezco. Soy una pecadora, encallo con mi propia roca, orillando tu mar. Será meridiano, me van a poner huevos, bueno, casi. Comienzo quitándome los senos, me siguen agobiando y dando rabia; son mucha presencia. Ya hace mucho que fui madre, eso es lo más sangrante, cosa que no discrimino. Una mujer hermosa no es la más joven ni la más flaca o la del mejor cutis y su convencimiento. Tú lo sabes bolsito, ¡anda que no hemos tenido congresos tú y yo!
Pero bueno, que ya no te daré más sacudidas, cuando vuelva al barrio no me pidas un beso, te daré dos, tú en tu lugar y yo en el mío, temblando, con cariño, anónima y vecina. Y también a ti pintalabios, que siempre has sido mi mejor teniente, el de la última hora. Pero tú bien sabes que sólo era pintura, una tentativa por las fuerzas del orden, por no explotar. ¡Si sabes que siempre orino de pie!, salga como salga. Os veré bajo el hielo. ¡Faustino me llamarán ahora!, es muy popular… ¡Tócate los huevos! Con lo que nos hemos metido nosotros. En fin, toca ser más de esta comunidad tan diversa.
¡Imaginad que no estoy queridos!, que casi os tiro al fondo del lago. No os sintáis vulnerables. Si no tuviese que preguntarme por qué echo de menos algo que no he tenido no lo haría, lo sabéis. Ni lo uno ni lo otro, quien quiere puede. Es mi adiós, de una que entendió las reglas desde el punto de vista de quien podía romperlas. Llamadme extraño, pero no me llaméis; combinaros.
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