La obra puede incluirse en la categoría de álbum ilustrado, o sea, un libro en el que el relato se cuenta a través de imágenes y textos. No en vano, son las historias ínfimas las más reales y las más preciadas por olvidadizas, las que se vuelven vidriosas, demoníacas y las que calan hondamente. La francotiradora de su tía es un vivo ejemplo de ello, porque nada de lo que se dice pierde actualidad, prueba de ello es que nadie se conforma con esos fenómenos adicionales en los que no siempre nos detenemos. Son significativos los mandatos, en forma de microrrelatos (más o menos extensos), los aforismos (sentencias o dichas), o esos cuentos que lo dicen todo y nada, con independencia de las obligaciones y quién los abogue.
¿Merece la pena vivir tantos años? Sigo echando de menos una espada medieval, y a ese alguien que restalle lo que millares de personas sabemos y no siempre entendemos. Tendría un impacto muy importante en mí, y llegado el momento, por respeto: mataría… ¿Sería capaz?
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…
Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada…