Si todo empieza, se supone que todo tiene un final. Fugitivos va de eso, de mirarse a los ojos para entenderse y apenas poder hacerlo. Uno puede llegar a ser tan escurridizo, que ni las persianas cerradas son un obstáculo insalvable como para dejarle un presente a modo de flor cortada a quien se cree que debería de estar. Ni siendo inmensamente rico y tonto se podría reducir a tan ardua simplicidad la necesidad de ser feliz.
¿Se puede decir puta sin ofender? Hay tantas contabilidades en el día a día, que uno no acierta a comprender tanto número animado, y dado que fui un gilipollas, por qué no filosofar también sobre esos milagros que no son tales.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…