Denunciar por dos veces no está bien, se podría convertir todo ese daño en un bombardeo de inutilidades; casi que mejor reiniciarse, para que nadie construya muros. En eso se convierte esa guerra titulada El chándal de la jubilación, en todas las mentiras que a uno le hacen grande, y en la acción más necia.
Sentir una soledad rara, es casi peor que no tener un plan de escape o pervivir en una noche sin girasoles. El donnadie menos ambicioso estaría menos desorientado, pero siempre hay un código de evacuación, y cada tiene el suyo. ¿Les gustaría vivir amnésicos, sin saber nada de todo lo anterior? Cada uno puede cambiar las reglas de su propio juego, ¿o no?
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…