Si soy capaz de detectar la cara preocupada y cansada de alguien, ¿cómo es que me siento pequeñito? Me fui con mi equipaje de ángel, sin saber muy bien adónde iba, y la expresión se me tornó malamente bondadosa, en medio de la nada. A eso lo llaman Desconfianza racional.
Si perteneciera a otra generación, me hubiera pasado lo mismo: todos tenemos hechos que nos marcan, pero ¿cómo se deshace uno del pasado?
Analizar con incredulidad esta misión, requiere de disimulo. A costa de intentarlo cada vez sé menos de lo que fui, si bien, no reduzco riesgos.
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