Despilfarrar a manos llenas, ¡si es que es la típica historia! Infringe las normas, ten línea directa, déjate de rodeos cariño; y vístete para los condenados… Todos. Que sean ellos los presos que quizás haya más que coincidencias… ¡Pufff!, no llegas al delito y ya me arrepiento…
Sigo en ese régimen de medio esclavitud preciosa, confeccionando la ropa para cuando volvamos a ese valor tan complejo de vestirnos con un único y sentido abrazo mi vida. No te espero pero te quiero… ya ves, sigo de aquella manera, con mis principios voluntarios. No escarmiento… Tenía sentido lo que decías, sí, claro, ¡cómo no!, pero te prometo que no pienso mal de aquella conductora. Aquel ¡cuidado! sonó tan tuyo y extraño.
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