¿Todo bien?, ayer parecías un puente oxidado, peor que aquella máquina de tren donde jugábamos de niñas. ¿Recuerdas?
Una promesa es una promesa, dijiste que no te esconderías más de mí. Soy la misma que sabe que tomas lecitina de soja. Un comprimido cada mañana. Y lo del magnesio con la vitamina B6, la levadura y el germen de trigo, o las capsulas de colágeno con más magnesio. Y fui tu esclava sexual mientras quisiste. ¿Qué pasa ahora? no estamos en la Segunda Guerra Mundial, ¿cuéntame?
Ahí abajo pareciera que has vuelto al paleolítico. Conmigo no tienes un currículum ciego. Dime ¿qué paso con la multinacional? ¿Te contrataron?… Les dijiste lo que hablamos. ¡Para ya con ese existir!, ¡eres la mayor de las imperfecciones para mí! ¡Asómate del todo!
Para la persona lo más difícil de dominar es su lengua. Únete a mis espíritus. Optimismo absoluto es lo que precisas, estás paliducha… pero guapa, como tú siempre eres. Ven brujita, adormece mis caricias, mira cómo me he quedado: igual que cuando se nos alargaban las tardes y los ojos prometían. Tú, tú, tú…
Pronto serán las doce en el reloj, sube o déjame bajar, hay tanta plenitud a esa hora ¿Dónde estás apariencia sabida?… Luz nada más… saber que estarás… si quieres seremos eso, sé hacerlo. Soy tu extraño sueño, desnudo, tuyo; ¡sí!, tu absoluto presente, dulzura. Sueños, nuestros, todos. Nuestros, sí. ¡Lo ves!, tú tu fantasía, yo mi fuga. Impares, uñas… Huésped grato y mar. Y no necesitas excusas ni blancos culpables o cosas curiosas de malicioso sabor. Ya llevas pimienta rosa, y mar. Lava tus manos en tierra, estamos todas igual. Ni responsos ni nada; viajar, digamos. Luz, día, día, luz. Estamos todas igual… Y por fin encontrarás algo peor que yo… la verdad es que estoy harta de perseguirte. Tiemblo de ser tu anochecer… ¡Venga! que nos vamos.
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