Dímelo tú. Son tus recuerdos. ¿Qué somos cielo?
A veces sueño que recorro la ciudad y todo empieza, ¿te suena?
Léeme bien si quieres volver a tenerme: “Cuando vuelva no me preguntes ¿dónde has estado? Sé más original. Sé aquello de noviembre. Como tú me decías, el espectáculo debe continuar, pero ahora no me tendrás como espectadora. Ya veremos. Usemos el tiempo y démonos cuenta de los ojos ciegos. La economía azul, esa que nos deja atónitos, ¡es lo que toca marqués! El tiempo va sobre el sueño, extrañando. En el hospital me pedías que no me fuera, que te soltase las muñecas y las piernas, que querías irte a casa, conmigo. Hasta me pedías tu navaja. La enfermera me pedía que te hablase, que fuera tu estímulo; decía que -le dabas mucha guerra-. ¿Y afuera qué? ¿Quiénes somos fuera del hospital, en el día a día? Tú y yo solos, sin nadie. ¿Qué somos cielo? Llevo años sin oírte decir de veras: qué bien se está aquí, en esta casa”.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
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