Con el viento mostrando una vieja canción y las cosas a medio hacer y un dolor que no tenía cura, además de sentir al mes de octubre, cuales antiguas murallas y roces del crecer, no podían cruzarse de cualquier manera, ni tampoco elevarse palabra alguna.
Un viento que los dejaba más si cabe aislados y postrados en una vieja canción, algo inaudito porque se querían, se amaban, se necesitaban. Cada cual en su bastión. Como solitarios entendiéndose consigo mismos; sin hablarse, sin verse, ni siquiera conocerse. Soledad y extrañamiento de mil maneras posibles con todas las desnudeces y comparativas. Mentiras que necesitaban de complicidad, por el miedo de mirar a ambos lados y no verse ni tenerse.
Viento que mostraba una vieja canción, además del mar esperando que pasasen cosas bonitas, con sus olas llenas, altas y bajas, domando todas las crestas posibles ansiando vivir todas las vidas; sabiendo algo que era seguro.
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