El valor de una fecunda y plural actividad ha de contener lo excepcional… A su manera se arraigó a su solidaridad y continuó en su vaivén, obviando mis indicaciones; yo, también. A veces pensé que había demasiado convencimiento.
Ahora pienso que a lo mejor no es que no supiera o no quisiera, y eso que sé muy bien que las máscaras se usan para proteger a los que te importan cuando uno trabaja solo, pero por otros motivos, precisamente para no darnos al fracaso absoluto de la exigencia y sí guardarnos una esperanza relativa, fue algo edificante, y también hartazgo, porque creamos sin que yo fuera nadie, creo recordar… El caso es que:
Me toco y te tocas. Me tocan y lo sientes. Te acercas y me elevo. ¡Bajo y subes tú! Estoy, estás. Estuviste y aquí sigo. Me fui y me seguiste… Volví a irme, a verte y a no verte. Viniste a buscarme, mirándome y sin mirar. Tú, yo, él, ella… Y todo, partiendo de ser extraños.
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