Todo a un precio mínimo, hasta pagar por tus pecados. El mundo no se detiene, ¡total no hubo muchos heridos!… y pronto serán efemérides, ficciones breves, no habrá más preguntas, apaños ni señorías… se perderán. La gente seguirá por sus circuitos urbanos cómo, cuándo y donde quieran. Además, mientras yo sepa quién soy los límites los pongo yo… ¿o no?
Fue la resaca, el peso de la sociedad, la voluntad propia. No dudé un segundo. Fue un hurto al uso, como otras tantas veces. Todo cuanto me llegó a interesar lo cogí, sin forzar mucho. Tampoco sé para qué, pero a ella le gusta. Le pone.
A mí no me van las nuevas tecnologías, soy más de oficinas, como la mayoría. Ellos estaban consumiendo, se estaban poniendo hasta arriba. Les iba bien el día. Sólo tuve que tener un poco de cuidado, ella miraba; parecíamos una familia, sujetaba la linterna y se me caían las babas. Apenas podía hacerme el extraño.
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