El Sexo de las Embarazadas

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    ¿Qué es?

    Es abrir la puerta de la villa de Rota y la Base Naval que allí se erige. Aquello que existía, gustase o no, como el Tratado del Atlántico Norte. Esa unión extraña de dos extraños que aprendieron a quererse.

    El sexo de las embarazadas reinaba en ese absoluto. El aire no era solo aire.

    El ejército precisaba de todas las violencias. Ligar íntimamente a Rota con los EE.UU. los vestía a todos de uniforme, y de deseos imperiosos (quizás fuera por el miedo). Los unos sin los otros (Rota y su Base) tendrían el cielo vacío, al fin y al cabo; se necesitaban, vigilándose con desconfianza. Rota era vacío y plenitud. Un negocio muy serio.

    Vivir era urgente, y por mucho que un hombre valiese, nunca tendría un valor más alto que el de ser un hombre. Tenían en común el mal, las tertulias, las banderas, las mujeres… y lo de apostar (hasta que la vida los volviese a encontrar). Eran una suma mal resuelta. Días y noches en las que se volvió a fumar.

     

    ¿De quién trata?

    De Manuela Goicoechea, difícil encontrar tanta ternura y perversión en un solo cuerpo. Y de Zoe (Úrsula), una fotógrafa. El coronel D. Pablo o su mujer Dª Paloma, que sentía auténtica dicha con el sargento Guzmán, como tantas otras. Juan Montepinos, el Lobo, con su camisa blanca ayudaba; y no era militar, ni estuvo en la guerra. Antonio Zafra y el Chato más de los mismo, siendo el último un capellán castrense.

    Todos los allí presentes, o casi, tenían esposa e hijos. Ello justificaba su propio espacio interior. Y cómo no, había generales (Maggie O´Farrell, el Chaparrito; o Ausman), y ancianos (que no eran vistos con desprecio). También muchos animales, que no solo mujeres desvalidas. Un cocodrilo, un oso, un hipopótamo, gamos, ciervos. De todos menos perros, salvo los de pelea. Y clientes, alternativamente Don Lázaro, Don Agustín, los taxistas, los proxenetas, etc.

    De esa manera entretenían su absoluta soledad, el aire pastoso y los desconchados de las paredes o el sonido infernal de los aterrizajes y despegues, que junto al tiempo los acentuaba irascibles. A ellos y a todo ese sinfín de vecindades, negocios, pupitres y secretos ligados. Hasta los Putin (y sus dobles) y los Zelenski

     

    ¿Cuándo se desarrolla?

    Hacia final del 2021 y hasta mediado el 2022, cuando la necesidad desesperada de salir de una pandemia y advertir la Guerra entre Rusia y Ucrania, tal que cada día hacían algo por última vez.

    Actos impuros de humana fragilidad en el territorio pobre de la felicidad.

     

    ¿Cómo se trabaja?

    Apoderarse de lo militar no hubiera funcionado. Se buscaba el azar, las palpitaciones, las ruinas, y ese mundo tan complejo y frágil como una tela de araña. Pero comprender no era suficiente. Había que padecer el abandono, las metas y los deseos de permanecer en tal lugar, y entre ellos.

    Rota y la Base Naval, siéndoles todo mentira y todo verdad. Los hechos, y las vidas ajenas. El color rojo intenso de los sexos ayudaba a navegar durante el día; y por la noche, era la luz que les servía de guía. Unido a las charlas, tertulias y gabinetes de los altos mandos.

    ¿Dónde sucede?

    En Rota (Cádiz), el pueblo crecido y la de la Base Naval. Donde la vejez no era para cobardes. Quizás, Rota siempre estuvo mal ubicada, desde el principio de los tiempos. Rota y sus gentes. También se dice de Marruecos, y mucho; así como de Portugal o la otra competidora: Camboya, y el preludio del futuro.

    Ciudadanos negros en un mundo de blancos; siendo el dinero verde. Donde la verdadera amistad resistía al tiempo, la distancia y el silencio. Aunque para muchos, ni una lápida como testimonio de vida. Si bien, la noche en la que se amaba no amanecía jamás.

     

    ¿Por qué?

    Había que amar mucho para llegar a odiar. Y por la magia de conectar y la suerte de coincidir. Que llegase quien tuviera que llegar, que se fuese quien tuviera que irse, que doliera lo que hubiera que doler… que pasase lo que tuviera que pasar. El miedo lo prohibía todo. Hasta que uno dejaba de tener miedo y en un acto supremo de voluntad intentaba comprender y ser.

    EE.UU. y España (la desmesura de Andalucía y Washington, Bruselas y de cuanto iba más allá).

    Por ejército que fueran: el truco era volverse fuerte de corazón sin perder la ternura del alma. Amén de la identidad culinaria, también los caballos y las brujerías, sin obviar las figuras maternas y los sonidos de la infancia o las direcciones escritas en las cartas. La paz era mucho más que unas tomas de postura, era una auténtica revolución, un modo de vivir, un modo de habitar el planeta, un modo de ser persona. Tesoros de la verdad humana.  

    ¿Para qué?

    Para saber cómo repartió el diablo los males del mundo. Investigar los quehaceres de una Base Naval y su localidad es el amanecer de todo.

    Fijezas de cuando los días y los trabajos enseñan u ocultan a personas psicológicamente tristes, físicamente cansadas, financieramente quebradas y emocionalmente confundidas. Más los tipos gallitos jugando con las reglas: relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. 

    ¿Qué formato se aplica?

    Se escribe en prosa. Cosas que uno oye del libro de la calle. Las calles en las que empezó a perderse el miedo.

    Apuestas, tabaco, y la justeza satírica de la comarca, apodos incluidos.

    El libro es un ensayo sobre la humanidad y el desconcierto real del mundo en el que vivimos, así como un descenso a los infiernos. En parte se calla para guardar fuerzas, en otras, el autor se agarra temeroso a esos abuelos y los instintos primarios dando lugar a personajes y rostros de palabras insondables.

    La fealdad de la desesperación y la ley del más fuerte se manifiestan en la dignidad humana femenina, rebajada a la peor moral, no por ellas. Mujeres, solo con la voluntad suficiente para con el salario de la vergüenza de ese sur. Mujeres de una tristeza profunda y de una belleza extraordinaria.

    En Rota (Cádiz) se observa el paso de la miseria a la menor miseria. La economía que gobierna la escasez y su otra abundancia da lugar a la Base Naval de Rota, y eso que siempre hubo y habría gente que no creería en esas cosas. E individuos decentes y cómplices asiduos.

    El cacao de apostárselo todo eran las estrellas en el crepúsculo de cada día, otra teatralidad humana. Una tibia emoción que les recorría al sentirse ceñidos, siendo la cama el mejor sitio para estar: un hombre y una mujer. Cuestión aparte El sexo de las embarazadas.

    El ejército viene a ser la instrumentalización social, que se complica cuando interviene el amor. Tiempos y tratados (como el del Atlántico Norte) que acompasan la evolución de los países en su conjunto. Cuanto mayor les era la soledad que les rodeaba, mejor se sentían, abrazándose en trenzadas de anhelos y esperanzas.  

    Rota era la quietud desesperante y el sonido de la furia, la justeza satírica. Un lugar, y una historia, que cuenta como ninguna un tiempo y un territorio. Donde los apodos son una evidente necesidad, y la muerte una continua presencia, siendo España un país y los Estados Unidos de América un casino.

    En el valor transfigurador de las imágenes no hay ni rencor ni condena. Ni en los ancianos o en las jóvenes que no podían ni andar, menos aún en los coroneles y generales u otros mandos. Se escribe sobre la guerra (como la de Ucrania en su siglo XXI) tal que se analizasen los perfumes del mundo, ensamblando las infinitas convivencias llevados al encuentro de hombres y mujeres, ya sea por motivos políticos, por los acervos frutos del fracaso, las economías de cada cual o por la devastación progresiva y los avances (ecosistemas incluidos).

    Los médicos se sienten a menudo impotentes ante ese periodo confuso y vacilante que llamamos convalecencia: vida. Rota era un verdadero oasis, un descanso forzado de habilidosas vueltas de tuerca por quienes elegían la paz de cada cual. La Base Naval, por militares que hubiera, era la oficina de la nada… y todo.

    Se ofrece así un marco de comprensión más amplio y complejo en el que la inefabilidad de las experiencias y los intereses se superponen, datando verdades sobre la fuerza y la debilidad humana.

    La apabullante naturaleza transcurre conquistando a todos con sus encantos. Rota y su Base Naval son el juego de la vida. Paisajes terapéuticos de potentes benefactores y, en otros momentos el innegable vínculo entre las nocivas modas y la industria del bienestar que solo pretende sacar provecho. 

    Una ciudad sentida, a propósito de lo que se pueda pensar, para quienes follan sin amor, para quienes aman sin follar. Porque lo grotesco corporiza lo patético.

    No hay voluntad de estilo. Se empieza por el principio, por aquella Villa de Rota de la postguerra española, sin gozo, y poco a poco se aglutinan demasiadas cosas en ese baile de máscaras donde los que están son sombras, nada más, así como las mil y una muertes que ni el cielo llora. Mentiras verdaderas y quizás sustos reparables, algunos, no todos. 

    ¡Qué grande les era el mundo! La consideración formal de la imagen lo era todo.

    Villa de Los Corrales
    El pensamiento
    La estación del sol
    Dios y diablo
    Huerta grande
    Punto de vista
    El patio común
    Deseos
    Misas de amor
    Vidas lentas
    El pez rojo
    Tus cabellos
    La gran culpa
    Mi vecina
    El espejo
    Malas personas
    Territorio gris
    Doce mundos
    Ser cliente
    La monja enana
    El fin de una relación
    Océanos, y cómo salvarlos
    Puertos seguros
    Tu hijo se muere
    Las formas del querer
    La azotea
    Como otro planeta
    Zoe (Úrsula) -fotógrafa, vecina de Manuela, e hija de Juan Montepinos-, y Manuela Goicoechea (inválida) -lleva las redes sociales de la Base-
    Coronel D. Carlos Vela  (El Hispano) -y vicealmirante español de la Base-, y Doña Paloma (esposa del Coronel) -también trata con Maggie O´Farrell-
    Maggie O´Farrell (el Chaparrito) -general estadounidense-, y Zelda la perfecta -Violet- (esposa)
    Juan Montepinos (El Lobo, el bonico), y Doña Eulalia (su esposa)
    Pater (el Chato; cura y un comensal inigualable)
    Sargento Guzmán (trabajador nato -mujeriego-)
    Clientes: Don Lázaro (notario y sacristán); Don Agustín (administrador de fincas); Taxistas; El del pez rojo tatuado; Drogadictos; Etc.
    Otros:

    Doctor Torrebejano (gran fumador); Víctor Vadillo (policía local); Saturnino Bermúdez (comparsas); El Duque (el Pacificador); Yaiza Barruetaberia (reportera de guerra)

    Doctor Marrow; General Ausman; Coronel Pablo Arcade; Coco (Isabel Terroso); Etc.

    Rota; Base Naval; Forasteros; Apuestas; Manuela; Coronel Don Carlos; Carlomagno; General Ausman; Boda; Residencias de mayores; Piano; Hotel de lujo; Ojos verdes; Goicoechea; Libros; Coco; Boxeo; Cocodrilo; El Chato; México; Cartas; Inválida; Follar; Té; Photocall; Redes Sociales; Golf; Alces; Droga; Proxenetas; Oso; Pilotos; Maggie O´Farrell; Machetito; Zelda la perfecta; Ucrania; Zoe; Fotógrafa; Cazar; Hija; Notario; Sexo; Violencia; Adefesio; Taxistas; Úrsula; Lisiada; Fisioterapia; Puta; Asesinos; Ejército; Unión Soviética; Pizarra; Caballos; Cacao; Sargento Guzmán; Perros; Globo aerostático; Disparar; Edad; Honor; Stalingrado; Ancianos; Seat 600; Música italiana; Cazar; Tratado Atlántico Norte; EE.UU.; Farsantes; Boca Ratón; Suecia; Finlandia; Turquía; Pepito Grillo; Arte; Charlas; Gabinetes; Patito Feo; El Burlador de Sevilla; Cariño; Dª Paloma; Benzodiacepinas; Dinero; Dolor; Curas; Marruecos; Juan el Lobo; Amor; Bambú; Playa; Casas Trascaladas; Comida; Vagón; Lazo; Hogar; Siesta; Pueblo; Duque; Relevistas; Buque; Deseos…

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