Nunca encontraron el hacha ni la encontrarán, señor juez. Menos aún la cabeza de la chica. Y no, no está en mi minihuerto… dichosos ojos. Todo terminó el día en el que aquellos dibujos acabaron por representar nuestras vidas.
Esto disipa las sospechas sobre mi padre, solo estaba borracho y un poco sentimental. No podía imaginar que acabaría ahogándose; las mejillas aún me arden de vergüenza.
Así es la naturaleza humana, ¿no?
Una chica delgada, morena. Solía vestir de negro. De eso también estoy seguro.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…