Empieza algo nuevo. Cualquier problema es una oportunidad disfrazada, diría Abraham Lincoln, si se asentase en este vacío que persiste. Cada uno de nosotros es corresponsable, para bien o para mal, de todas nuestras leyendas. La fuente del estupor etiqueta a las personas, y contiene la euforia, lo retrógrado y la intolerancia. Se cita este manantial, porque la mueca del pícaro no detiene el coloquio ni las memorias, por mucho que haya perdido la cobertura quien se da a la licencia de seguir acercándonos al declive de su imperio, bajo todos los estados de atracción, repulsión, o en la imaginería de creer tener un don. Las órdenes se dan para ser obedecidas, y se sigue con esa concepción inicial, manteniendo las distancias con el más allá, respetándose a sí mismo y lleno de rituales de su peculiar generosidad en la opresión de su soledad. Toda una vía de aprendizaje, ante las reacciones de los demás.
Anticiparse a lo inesperado es crucial, de ahí que muchos de los conocidos que nos han venido acompañando en la obra, tengan la mirada de seres de otro mundo. Los secretos más oscuros están en el fondo de la guantera, adheridos a los restos de la duda, boicoteando lo inimaginable, normalizando los nudos mentales, cuales mensajeros de la muerte. Bajo la firme persistencia de una mejora basada en un proceso de reactivación, continúo afianzándome como máximo exponente del reino de los cielos, en un ámbito de sometimiento a quien pretende regenerar no una, sino muchas vidas, bajo la venganza de los caídos. Mi igual ya no es mi semejante, sino un espectro en el que todo parece real, porque los días se van, mientras los timbales divagan acerca de las injusticias, las temporadas fallidas, y las historias para no viajar tranquilo. Entre pólvora y otros bailes, hay que tener el valor de soñar en imposibles.
La condena da entrada a un zoco de nuevas prisiones, enjaulado, detenido, y llevado a una nueva tortura, en una vigilia obligada por la incomunicación, arrestado en mi propio ser, sin tener sombra. En la inmensidad de emprender bajo esta amargura tan desconocida, busco alguien a quien amar, bregando con las errantes luces que me procuran tan tornasolados colores, en rutinas que desaniman, hallando diferentes maneras de sentir, de conocer, deslumbrándome en el alba, porque es la hora de la muerte, de rellenar tu espacio, de ser el centro de algo… Todo y nada… Cada vez que me acerco me alejo más.
Permítanme ser considerado con quienes aducen que nada es imposible. No se sabe muy bien cómo, pero entre bastidores desentrañaremos, un tanto agazapados, ese incuestionable regalo que la decadencia más absoluta nos ha traído, guiándonos en la belleza desolada, aprendiendo a sentir de otro modo, buscando una luz al final de lo irreal, a tenor de la ilusión de empezar.
Únanse al mayor proyecto: comprométanse. Son muchos años de esclavitud, toca descubrir nuevas situaciones y personajes; en un mar de singulares corazones… En el año que está a punto de entrar, continúa la riña, la pugna se antoja muy larga. Todo indica que el astro Sol ya no sale, en medio de tan multitudinaria bordura a la monumental tragedia de quien tenía imagen y no se pudo tomar las uvas. Aún con esas, se cobra una nueva vida, se traza una línea con la mirada puesta en un futuro mejor. Una convivencia distinta, donde se esfuman algunos sueños y se dan cabida a otros muchos. Empezamos donde terminó ese atestado, con un suceso sin resolver, poniendo en duda la idoneidad de los superiores y con un jarro de agua fría, una de las noticias más tristes que pone al sistema en tela de juicio, enconándonos más y prometiendo cambios, porque las atmósferas agotan y hasta los infiernos puedo volar, en mi primer repliegue sobrenatural, ante la oleada de indignación a perpetuidad.