Insensatos, así los veían algunos, a todos esos niños saltando en los charcos llenándose de agua y barro. Otros, apenas los distinguían, centrados en los tonos desiguales de las casas contraponiendo la jovialidad (pesimistas a más no poder) con la envidia como sonrisa.
Y luego queremos ser todos iguales. Cabrones.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…
Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada…