Cuadrar las mentiras, sabiendo que te mueres

Una amiga me ha dicho que ya no tiene arreglo. Que no hay solución posible. Por más que he intentado darle ánimos, casi que ella misma ha acabado dándomelos a mí. Y ahora, que han pasado unas horas, aún en el mismo día: uno llora, uno sufre, uno vive.

Y como ella quiere, nadie lo puede saber. Hay que cuadrar las mentiras. Es su deseo, es mi respeto: mi devoción. Devoción, porque hay personas que conoces, y que por motivos que uno no sabe explicar, te caen bien desde el principio, incluso aunque la relación no sea muy fluida, o más bien, cercana. Porque también uno sabe de esa distancia, que la vida obliga.

Su familia, que la tiene, siempre supo tenerla como referencia; y su trabajo. Hoy mismo quería proteger especialmente a su madre; así me lo ha expresado. Supongo, que le será más fácil tratar el tema en su propio hogar que en aquel del que nació.

Mal que bien, le queda un tiempo, que espero le sea alegría en cierto modo, amén de la pena del saber y no poder. ¡Cada día se inventa algo! Intenté decirle. Y a eso me aferro, en la distancia más obligada. No puedo ni ir a verla. La descubriría. Es más, debo permitirle que sea ella quien se organice, en todo. No puedo invadirla: solo estar.

Y ante el resto, ni aparentar. Pero duele que alguien bueno, capaz, afable y cosas que mejor no decir, se vaya; más si cabe, habiendo pasado ya su lodo, cuando en parte la desnaturalizaron. Y jamás perdió la media sonrisa o el buen tono conmigo, cosa que incluso hoy, ha sabido mantener: en la distancia presente, más que nunca… pero ella es así: una buena persona. Lo que la sociedad necesita, lo que la sociedad no reconoce y, olvida; lo que siempre querré para ella, que siga siendo tal y como es, pero sin esa mala salud que la mata y al tiempo le presta a decírmelo, sin ni poder ayudarla: salvo estando, distanciado, extraño y normal. Recordándola, desde antes de que se vaya del todo.

Entre tanto, uno debe lidiar con gilipolleces, y con mil cosas repletas de sin sentidos. Como si todo, como si nada, como si nunca… descansa en paz, Preciosa.

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