Al final de la adolescencia fue cuando empezó a pegar a las mujeres. Cuando lo trasladaron a Roma y se creyó todo un dramaturgo, aprendió oficio. Conoció a una joven actriz a la que casi deja en silla de ruedas. Pero el magnetismo de la necesidad se impuso a las reticencias:
-Mi abuela me enseñó a leerlas. Se puede saber mucho de una persona por las líneas de la mano -lo usó para sus disculpas.
No quería ni mirarle, siempre hermosa y con los dedos largos y las venas marcadas. La niña que fue. Hasta…
En Villaciruela estaba prohibido leer, escribir. Las señoras habían de serlo siempre, admirables en cualquier circunstancia. Afortunadamente siempre existía otro…
Por muy diferentes o parecidas que sean, y cosas hirientes que se digan, las religiones unen a las personas. No…
Mientras las gentes del lugar afrontaban sus problemas, otras tomaban conciencia del dolor con una honestidad entrañable. Uno de cada…