La obediencia de tener que enfrentarme a todo, me ha hecho publicar la obra Buscadores de señales. Son correrías que puede que valgan la pena. Es la primera de mis obras en ser editada individualmente; como solista no es la mejor… Días atrás no concebía este vacío, y empecé a hacer muchas cosas a la vez; hoy en día, sigo ocupado desarrollando lo que empecé: reconociéndome, fijándome y observando,… pero ya no me molesta que me lean, diría que este libro cobra vida propia, evolucionando y perfeccionándose, acometiendo todo aquello que ya no le puedo aportar como autor, y en parte, protagonista. Lo dificultoso fue atreverse, todo lo demás, no deja de ser un fundamento.
Sin ponerme interesante, me atrevo a preguntarles algo que me rondaba por entonces, cuando lo escribí, en esa arqueología tan profusa de la segunda mitad: ¿Qué se ve en una espalda?, y ya puestos, añadiría, ¿Todo tiene remedio?, ¿o no? A través de ese cordón umbilical uno asocia tantas cosas…