Todo es caos, todo es azar. Sombras, afán y paz dorada. Primera vez.
Sonidos de tropiezos, de estar solo y bien acompañado, ecos de los días.
Ritmos e impulsos. Sueños, anhelos y presencias, que no vértigos.
Relámpagos que se adivinan, que buscan lo que esconden.
Peligros menos hondos, de los de poco a poco.
Fiebres inocentes, rumor y vagar de miradas.
Otro dolor de heridas; otros silencios neutros.
Dulce piel que así se mueve;
dulce desdén de ojos, soles y caminos;
dulce habitar la tierra de culpas.
Todo es caos, todo es azar. Más todo es relativo.
Ni el doble fondo de un niño cogiéndose a la mano de su madre.
Ni la espesa corteza de los días.
Firme aceptación,
firme gesto del tiempo.
Las cosas como son.
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