Desconfianza hacia el otro, celos, curiosidad, inseguridad en la relación y/o la otra persona. “Te quiero”. “Vamos a hablar”. Pensar que el otro te está mintiendo adrede. Querer hacer planes, no aceptar ningunos otros. Inconsistencia. Poner en riesgo todo.
De ver cortinas, estores, blusas, vestidos, a la nada más despreciable. Del querer saber de más y pedir explicaciones a la peor experiencia sensitiva, mirando de otra forma a eso que se llama realidad.
Acusar primero, preguntar afirmando no mucho después. Frases sinuosas, violentas, llenas de ritmo. Reproches, cautelas, daños. Y pretender una enriquecedora conversación.
Despedir el año, empezar otro más, distinto, igual. Almas que tienen prisa cual niña que recibió los caramelos hace ya demasiado tiempo. Personas, abrazos sin gracia. Objeto de deseo y vejación.
Perder la razón aún teniendo la razón. Echar por tierra todo lo conseguido. Ese mucho, ese poco. Ese todo… Ir del engaño al cinismo. Amor y autenticidad.
Quedarse callada, morderse los dientes. En todas partes y al mismo tiempo. Zigzagueante.
La minipimer se había roto, ese también era otro problema bien grande. Que no exprimía la naranja la puta batidora. El mundo se iba a caer por estar unas horas, días, sin la minipimer, y peor aún que su sustituta (otra batidora) no exprimiera.
Complicidad absoluta, postrimerías… La verdadera belleza jamás se midió en perfección, ni el amor inolvidable.
Ganar la batalla, perder la guerra.
PEBELTOR
Tus actos pueden ser el único evangelio que algunas personas escuchen hoy en día.
San Francisco de Asís.
Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies. Más información
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies.