septiembre 2024

28
Sep

La vida siempre encuentra la manera…

…de decirte que no eres tan listo como crees.

26
Sep

Pronto llegó el otoño, en rigor algo enfermizo

Para lo único que le quedaba un poco de conciencia, fuera de lo presente, era para percatarse de que el amor siempre le fue más de marido que de amante, y que por su parte ella siempre fue más madre que otra cosa.

Fue tan lejos en este vejamen de sí misma, que no paró hasta echarse la culpa de todos sus males, acuchillándose con una exaltación malsana. En rigor algo enfermizo

Todo, mientras sonaba el ruido confuso de las despedidas y las murmuraciones, chismes, dejándola hacer, por más que pareciera inverosímil. Otro más, otra menos, a pesar de la delicadeza de Don Víctor, que se ofreció, quien aún sentía una indecisa esperanza cual sabor con perfumes, el de la carne rebelde y desabrida de emociones contradictorias, amigo de su marido. Un cura muy presentable, que junto al otro solo entendía de tomar el sol cuando les preguntaban.

La viuda y guapa, muy guapa, insistió en sostener que le debía la vida y se la quitó bajo un chillido de mal género

El primer disgustillo de Don Víctor en ese otoño, pues todos ardían en el santo entusiasmo de la maledicencia, cuando en la soledad del campo y bajo unos aires tolerables se les había abierto el apetito de la murmuración, y otras indecencias, justo en ese pueblo, el más bonito de la provincia.

El entierro fue cerca del anochecer. La esencia del vestir bien estuvo en la pulcritud y en la corrección. Desde el alcalde y cura Don Víctor, hasta el último santo y vástago.

La exageración adocenada se sucedió luego. En honor a la verdad, no mucho tiempo después, disimulando difícilmente el bochorno. Algunos, algunas. Que ya les había llegado su otoño, pareciendo ridículos y vulgares, como cada año de graciosa tensión y vellos negros algo rizados.

Los demás pueblos opinando, y como que esperando a tener su demonio de alcalde y cura. 

 

21
Sep

Proyectos en curso

  • Post (todos los jueves una entrada nueva, al margen de otras -esporádicas-) 
  • Newsletter (a lo largo de los meses, según avance el autor con su obra)
  • Videos: canal PEBELTOR 
  • Etc.
  • Booktrailers:
    • De todas las novelas ptes.
  • Escribiendo:
    • El mar de la primera vez (fase de inicio-desarrollo)
  • En Edición, pte. de publicar (terminado):
    • ¿Por qué las rosas ya no huelen como antes?
  • En documentación: 
    • Huele a tierra quemada 
    • ¿Dónde mirar cuando nadie te mira? 
    • Etc.
  • Pte. de ilustrar:
    • Anhelo, más allá del mar (textos terminados)
  • En documentación:
    • Collar de perlas 
    • Etc.
  • Booktrailers:
    • De todos los libros de relatos 
  • En documentación:
    • Esqueletos y Diamantes (fotografía, cuento)
    • Malas hierbas, buenas plantas
    • Tinajas
    • Etc. 
21
Sep

Soy la mujer de la que no tienes que preocuparte

19
Sep

La música actual me cuesta, se decía ella

Doña Petronila fue su madre, y también la madre de su madre. Ella no, era más joven, si bien, comprimía un chillido de mal género cuando escuchaba ciertas músicas. Y no por antigua.

Le horrorizaba la idea de que la consideraran anticuada, y sin perder un ápice de su dignidad, ni dándole mayor gravedad, insinuaba con la voz y el gesto el horror de música en general, tal que sacudiéndose el polvo de las manos y el sudor de su frente.

No le gustaba. No le terminaba de entrar esa música. Peor; peor que peor… y lo que temía es que otros se enterasen, porque a priori a todo el mundo le gustaba esa mierda de música de su tiempo. Todas, sin excepción.

Su madre llegó a tener otros motivos para no engordar: unos amores románticos rabiosos. Ella había heredado su canto llano y sus canciones a la luna. Y a poco se encerraba en el cuarto… tenía horror a las corrientes de aire, no obstante, a eso que el reloj de la catedral daba las siete y media, no había más desafíos y en conjunto reinaba la mayor.  

El padre ventilaba la cuestión a palos, y acudía al juez si le ofendían… Lástima de sí mismo. Parecía saber mucho más de la muerte que de la vida.

Doña Anuncia, hermana de Petra, con prudencia disimulaba tales asperezas, que algo más que comida se llevaba a la boca con y sin jovial concordia.

Siglo XIX de pobre solemnidad, y casi que también el Siglo XX,

y XXI de tristeza resignada… fatal expresión muda.  

16
Sep

La frontera invisible de los días y los trabajos

Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies. Más información

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies.

Cerrar